La gente hoy en día prefiere un teléfono antes que un libro, prefieren gastar millones en un dispositivo que miles en una herramienta cultural y de aprendizaje. Poco a poco, las personas van perdiendo la tradición de aprender a través de las páginas; indirectamente, las personas están acabando con los libros más aparatos y aplicaciones que cumplen las mismas funciones de este, sin embargo, no es lo mismo, no es la misma experiencia y emoción que se siente al leer un libro. Un libro no es solo papel, no son solamente letras escritas en hojas, un libro es un avión, una máquina del tiempo, un cofre lleno de sueños, esperanzas, imaginación y para muchos infancia, con esto me refiero a que los libros nos llevan más allá de las páginas, los libros nos transportan a mundos distintos nos llevan a conocer nuevas culturas y vivir diferentes experiencias, incluso nos lleva al pasado a través de las hojas, mucha gente no lo recuerda pero los libros fueron su infancia, a través de historias como “El Principito” aprendimos que todos los sueños son posibles, que la imaginación no tiene límites, que no necesitamos de un avión si tenemos libros y una mente creativa, a través de estas historias retamos nuestra imaginación y traspasamos los límites de la misma. En conclusión, los libros nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas, y nos enseñaron que vivir no se basa solo en respirar sino en atreverse a soñar y no temerle a lo desconocido y a probar cosas nuevas. Los libros no morirán por más cosas que invente el ser humano, los libros y la literatura son parte de nosotros aunque los hayamos olvidado, son sempiternos.
“Los libros son el avión, el tren y el camino, son el destino y el viaje. Son el hogar”
–Anna Quindlen
Escrito por Daniela Sánchez 1103 J.M 2024.
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