Qué lastimero es el padecer de una silenciada, cómo carcome el deseo de creación al corazón que sufre sus pesares ahogados por la penumbra del prejuicio, el gamberro suplicio de las tintas desangradas, el amor, el desconsuelo, el agobiante llanto de las tragedias parecidas por el tan desmesurado macho, las asciendo a la posición que merecían cuando existían en este puerto, a paño de lágrimas que injurioso precepto que les impuso su tiempo, en el Edén de su liberto espíritu dejar brotar sus rimas, versos, sus designios, pero en especial regocijarse de su libre albedrío, saborear su libertad e insisten al sistema con sus obras, vivan de su muerte, deléitense en el cielo poetisas suicidas que lloran su censura, rían ya que ningún varón se esconderá bajo sus enaguas, reciten sus poemas al oído de Dios el cual es el único que tiene y tuvo el derecho de enjuiciarlas, gracias soy en nombre de mi generación a ustedes almas cuyas muñecas fueron cortadas, que sus dolores sean las contracciones de la sociedad que disimula su retrogrado pensar, descansar ahora: Alejandra Pizarnik, Mariana Tsvetayeva, Adeline Woolf, Sofía de Lesbos, Alfonsina Storni, etc.
Dude 2024 J.M
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